domingo, abril 30, 2006
El día de la compra
Siempre hago lo mismo, los sábados por la mañana me voy al super, carnicería, frutería, etc. y hago la compra semanal. La mayoría de las veces sigo este proceso en solitario con éxito, hoy venía el xiquet conmigo portando el carro y he llegado a una conclusión... o él es gafe o yo me agilipollo en su compañía. Una tía guarra me ha escupido un hueso de cereza en los pantalones dejando una bonita mancha, se me han colado 3 abuelas y he debido recorrer como 3 kilómetros de supermercado buscando el antipolillas. A lo de las abuelas que se cuelan una ya está más que acostumbrada, aunque no dejo de flipar por ello, que menudo morro se gastan las colegas haciéndose las tontas. ¿En serio se creen que no nos damos cuenta? ¿Tengo un cartel en la cara de 'soy lela, puede usted colarse'? ¿Tienen prisa porque están a punto de palmarla? ¿Estaba yo tan y tan flipada pensando en la japuta del hueso de cereza que me ha colapsado la mente para el resto del día? Porque hace falta ser marrana para escupir los restos de comida a otra persona teniendo una papelera bien hermosa al lado... y encima la tía disimulando mientras el xiquet la miraba con cara acusadora a la par que alucinado por semejante marranada, era para coger el hueso del suelo y hacérselo tragar, con sus pelusas del suelo incrustadas y todo, y conste que no lo hice porque temía que al tocar ese hueso me contagiaría del gen guarro que portan estos seres. Porque esta fijo que es de las que sacuden el mantel con todas las migas y restos de comida por el rellano, que quitan el plástico del agua de la ropa tendida al tuntún mojando a todos los que vivan por debajo de ella y de las que dejan que sus mascotas se hagan de todo en el patio/ascensor/escaleras y pasan de limpiarlo. Deberíamos montar una comunidad especial para esta gente y que se soporten entre ellos, porque desde luego a mi me tienen hasta los cojones ya.
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