martes, mayo 23, 2006

Buenos días por la mañana

Qué estupendo es levantarse a las 6 porque sí, porque el cuerpo te lo pide (sobre todo los riñones) y darte cuenta de que aún no es de día. Llevo 4 horas despierta, he puesto una lavadora, he arreglado el comedor, el salón y la cocina, entre tanto he desayunado, os he leído (cuánto retraso llevaba, madre) y comentado, he regado las plantas y hasta he dejado la cena preparada.
Y mi conclusión después de estas horas es... qué coño le pasa a la mieeeeerda de sacarina Natreen???
Hace como dos horas y pico que decidí hacerme un Nescafé frappé de esos de hace mil años, sí, sí... esos de "aguaaaa, hielooooo... y muuuucho ritmo!!" Claro, como eso de ponerme entre cuatro y cinco cucharadas de azucar nasti de plasti pues me ha tocado echarle sacarina al asunto, sacarina, ese elemento desconocido por mi hasta hace bien poco y que mi mente tratará de olvidar para los restos en cuanto saque a la Chindes de mis entrañas.
Y ahí estaba yo venga a agitar y remover ese frappé rico y fresquito y cuando le doy un trago... puaaaaaaaaajjj!!! Un amargoooor, oyes... total, que le endiño otra sacarina, vuelvo a menear y nada... igual de merdoso que antes. Miro el culín del vaso y sorpresa!! Ahí están las dos pastillitas diminutas como si no fuera con ellas... agito, meneo y nada, que la ley de la disolución no les afecta.
Dos horas después siguen ahí dando por culo... ¿de qué leches están hechas? ¿de piedra? ¿se han puesto de acuerdo con mis riñones para fastidiarme el día de buena mañana? Pues lo llevan claro, yo desisto sí, el nescafé esté se va al fregadero directo y la sacarina a la basura cagando leches, pero yo me bajo al bar a tomarme un cafenet del tiempo con sacarina diluible. Vamoooos... por mis cojones que eso no me lo quitan!

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