Va de buhos la cosa

¡¡Ya me han adjudicado otro búho!!
Y es que, para el que aún no lo sepa, mi pequeña buhita adoptada murió atropellada allá por el mes de abril (un minuto de silencio, por favor) provocándome un trauma tal que estuve un mes de luto por tan sentida pérdida. Cosa que, por otro lado, me hace pensar seriamente que los animales no están hechos para mí, ya que si no contamos a Goku (mi hámster inmortal que vivió tropecientos años) la media de vida de un animal en mis manos asciende a la nada insignificante cifra de 7 meses. Es para planteárselo.
En fin, iba diciendo que tras el mes de luto correspondiente decidí apadrinar otro búho, y me ha vuelto a tocar buhita... la buhita Pitisuis, aunque también podríamos llamarla Tovalloleta mismamente, por poner otro nombre asín... al azar. Y es que queridos amig@s, casualidades de la vida, han ido a adjudicarme ni más ni menos que a la misma buha que a Toayita... como quien no quiere la cosa, que digo yo que poco futuro le ven a la pobre criatura para hacernos madrinas a las dos perlas mano a mano. Y así, Tovallosuis tiene a mamá Toya y a mamá Gala a partir de ahora, y es una buha fea, pero fea de cojones... para que engañarnos, que ni el amor de madre es tan ciego como para negar tanta evidencia junta. Una buhita inquieta, eso sí, porque dispersa es un rato largo (cosa que ha debido heredar, obviamente, de su otra mamá adoptiva) y no hay manera de que se esté quietecita un momento en un rincón del bosque, y cuando por fin encuentra un sitio donde asentarse en amor y compañía con otros de su especie, resulta que el resto de búhos de la zona me la echan y me la marginan... cual buha con la peste.
En serio, esto de los búhos adoptivos será un camelo... pero mira que me hacen de sufrir con tanto búho gafe y repudiado que me toca.
Y a modo de grito desesperado solo puedo decir: ¡¡Fajolo, haz el favor de procrear y darme un buhito tuyo pa que lo cuide... hombre ya!!