No vivo en una zona chunga de Valencia, más bien todo lo contrario. Estoy bien comunicada con toda la ciudad, tengo el centro a dos patadas y todos los servicios y comodidades que se pueden pedir. Además, claro está de tener a mamagala a dos manzanas y a la Gunis en la acera de enfrente, que eso es un puntazo.
Me rodean 5 colegios, sopocientos supermercados, un ambulatorio y hasta una zona de festeta tengo. Y ahí es donde vamos...
En los últimos meses han abierto dos afters por aquí, dos! Uno lo tengo bajo de casa y el otro a 100 metros. Supongo que no hace falta que diga lo que puede suponer algo así y los transtornos que estamos sufriendo los vecinos (todos menos la Gunis, que fijo que no sentera de ná a las horas a las que amanece :P). Para muestras un botón.
Ayer por la mañana, como todos los sábados que no curro, me fui a comprar al super y pasé por el after número 2, las 12:30 de la mañana y abierto, claro. A la vuelta me entró un repentino antojo de marisco y entré en la tienda de congelados donde trabaja una amiga. Estuve unos minutos mirando el panorama helado que tenía a mi alrededor y esperando a que esta chica saliera del almacén y me ayudara a elegir. Entre la gente que había en la tienda se contaba una señora con pinta de mala leche, una abuelita con su nieta de menos de dos años, la otra dependienta y mi menda. Sale mi amiga y, en eso, entra un energúmeno descamisaó y con un cuchillo enganchado en el pantalón, entran otros 3 tipos más y empiezan a darse de ostias, el descamisaó agarra una papelera de hierro enorme y se dispone a atacar a todos con ella. Gritos, golpes y más gritos... mi amiga nos dice que nos metamos en el almacén. La abuelita, nieta y yo allá que nos vamos cagando leches, cerramos la puerta y ponemos un carro de carga delante como en las películas. La última imagen que veo es a la otra dependienta saliendo por patas y a mi amiga detrás de un pilar mientras los desaprensivos se destrozan entre ellos.
Por suerte no salió nadie herido, pero los minutos que duró aquello se hicieron eternos y nos dieron a todas un susto de muerte. La dependienta que logró salir tuvo la gran idea de avisar a los cachas del gimnasio de enfrente que vinieron muuucho antes que la poli y lograron sacarlos... la pena es que nadie pudo retenerlos y a estas horas deben andar tan campantes por el mundo.
La poli terminó apareciendo, tarde, pero llegó. Y nuestras quejas se oyeron. Me gustaría pensar que no han caido en saco roto y que acabarán por cerrar esos antros de malandros que tantos quebraderos de cabeza nos dan... pero teniendo en cuenta que en breve estaremos en Fallas (corramos un túpido velo) lo dudo mucho.
Mecawen los afters y la madre que los parió a todos, que susto más grande el de ayeeeeeer!!!
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