Ayer la Gunis y yo nos fuimos mano a mano de turismo a Sagunto. A recalcar:
- Una rotonda patatera de dimensiones extraordinarias y en plan montaña con cesped de plástico y un pedestal de piedra enooorme. Sí, sólo el pedestal... espero que tengan intención de poner "algo más" encima.
- Un barrio judio que podría ser precioso si no tuviera esos balcones tan desiertos o, en el mejor de los casos, llenos de cactus.
- Una puerta del Almudín difícil de encontrar. Menos mal que la Gunis y yo estamos entrenadas con los juegos y el vicio y, tras 15 minutos en medio de la plaza señalando a todas partes, lo logramos, porque desde luego la orientación "al noroeste se puede observar la puerta del Almudín" no es nuestro fuerte.
- Una cuesta, sólo una... pero suficiente para no querer volver a pisar Sagunto en tu vida.
Hoy la Gunis se ha atrevido a irse sóla... que Dios la ampare! :P
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