Desde que me pillé la baja he recibido un montón de llamadas y sms's varios de compañeras del trabajo. Y nunca pensé que diría esto, pero me alegro tantísimo de hablar con cada una de ellas!
Echo mucho de menos ese entrar por la puerta de la oficina y contarle a Ana las mejores jugadas de la tarde anterior, y oir como me dice una vez más que cualquier día dimite. Echo de menos a Gema, siempre tan "in love" y tan en la parra ella, y a Xon... que viene siendo nuestra House particular, lo mismo la adoras que la matarías. A mis supervisoras siempre dispuestas a echarnos una mano con lo que haga falta... a Irenita y la Regi... y por supuesto a "mis niñas", mis entrevistadoras, las que hacen que todo mi trabajo tenga sentido.
Echo de menos el ajetreo, el caos, el estrés, las discusiones y las risas, el correr por los pasillos, mi zumito a media tarde, los cotilleos e incluso las broncas de la jefa.
Debo estar enferma o algo ¿no? Tanto quejarme durante tooodo el año y luego a la mínima salgo con esto.
Pero es que ¿a quién no le gusta que le echen de menos? ¿a quién no le gusta saber que es aunque solo sea un pelín imprescindible? La verdad es que es genial darse cuenta de estas cosas en momentos así... y aunque ahora mismo estoy encantada de estar en casa, descansando y preparándome para algo tan importante como tener a mi niñita, me he sorprendido gratamente a mi misma descubriendo lo poco o nada que estoy hecha para quedarme en casa sin currar.
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