Hace dos noches tuve una experiencia que me ha hecho ver la luz. Vimos una peli de miedo... bueno, miedo lo que se dice miedo no daba, pero sustos te llevas más de uno. Y he decidido que a partir de ahora todas las semanas vamos a dedicar una noche al cine de terror.
No sé por qué, pero me da en la nariz que al xiquet esto no le va a hacer ni pizca de gracia, sobre todo si tenemos en cuenta que él se perdió la mitad de la peli por esconderse debajo de la mantita. Que menudo hombretón tengo metido en casa, que ve un cuchillo y pies pa que os quiero... y yo debo ser muy inocente porque al mes de conocerle ya me contó que se pasó un año viendo Alien a trocitos porque le acojonaba y pensé que me tomaba el pelo. Pues no, doy fe de que era cierto. Así que voy a emplear la sesión semanal a modo de terapia... a ver si así le curo el trauma.
Espero que él no lea esto (difícil pero no imposible) porque como se le ocurra hacer una noche de star trek me da un algo!
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