Siendo tantas personas en el trabajo es bastante normal que casi a diario te encuentres con situaciones que te superan.
Hace un par de semanas una de mis chicas no vino a trabajar y me extrañó que no avisara, llamé a su móvil y no lo cogía así que llamé a su casa. Se puso su madre y me dejó a cuadros, la pobre mujer me comentó que desde que vino a trabajar el día anterior no sabía nada de ella, que ya estaba acostumbrada a que le hiciera esas cosas, que quería hablar con nosotras para saber si venía a trabajar o no... en fin, sabía que era una persona con problemas, le da al drinking más de la cuenta y luego en el trabajo tengo que lidiar con ella más a menudo de lo que me gustaría. Cuando te encuentras de cara con algo así, con una madre preocupada y una chica problemática a la que no sabes cómo ayudar, se siente una impotencia tremenda. Con la preocupación añadida de no saber si le ha pasado algo o qué.
Ayer lo que sentí no fue solo preocupación, ayer me sentí indignada y hubo un momento que hasta pasé miedo. Ayer una de las chicas nuevas llegó con un ojo morado al trabajo y eso ya son palabras mayores. ¿Hasta cuándo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario